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La flexibilidad psicológica (I): qué es y cómo se obtiene

En un post anterior estuve tratando el modelo de la ACT, el hexaflex de la flexibilidad psicológica. En un proceso terapéutico en la ACT, sea el problema que traiga el cliente a la sesión (se siente deprimido, se siente ansioso, tiene problemas con sus relaciones interpersonales, etc.), el terapeuta siempre interviene moviéndose en estas áreas o habilidades que le ayudan al paciente en su flexibilidad psicológica. Como al practicar gimnasia o danza, se ejercitarán los músculos de la mente que le den la destreza necesaria alcanzar el equilibrio emocional en las distintas situaciones de la vida.

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Como había mencionado, tres de estas habilidades tiene que ver con la aceptación y de conciencia plena (o mindfulness): la defusión cognitiva, el yo como contexto y la aceptación, y las otras tres tienen que ver con el compromiso y el cambio en la conducta: el contacto con el momento presente, los valores y el compromiso en la acción. Todas estas habilidades constituyen a nuestra flexibilidad psicológica, capacidad para estar en el momento presente de manera plena y actuar guiado a los propios valores. En los siguientes post me referiré a cada proceso de manera particular.


Ninguna de estas habilidades son novedosas o son trabajos originales de los creadores de la ACT, son traídas de las prácticas ancestrales de la sabiduría antigua y la espiritualidad tradicional. Por ejemplo, la conciencia plena es una forma de meditación que los monjes budistas ya lo practicaban hace mucho tiempo. Así también el proceso de aceptación se puede comparar a la tradición cristiana de llevar el sufrimiento con un sentido trascendental. Se puede ver también que las técnicas aplicadas no sólo tienen su origen en la espiritualidad, sino que ésta se combina con el trasfondo científico de la psicología de la conducta para aplicarlas. Me refiero a que es una corriente de tercera ola del conductismo.


El conductismo es una corriente psicológica que básicamente trata de explicar el psiquismo humano en términos pragmáticos, la funcionalidad de la acción humana que siempre tiene un contexto dado. La conducta es toda aquella acción intencional, todo aquello que dirigimos a algo. Por eso es importante ampliar la concepción tradicional que se tiene de conducta para entender mejor de que no se trata sólo de lo que externamente hacemos y que los otros pueden observar, sino también lo que internamente hacemos e impulsa a actuar en cualquier situación (y aquí entran todos nuestros eventos privados: emociones, pensamientos, sensaciones, recuerdos, etc.). Es por eso que en la ACT, así como en las terapias contextuales, se analiza la acción interno y externo realizado en su contexto, y sobre todo atendiendo a la función que cumple.


Más de lo mismo

Al llegar a consulta, las personas probablemente ya trabajaron, se pelearon, consideraron, planearon, evaluaron, contemplaron, lidiaron con su problema por un largo tiempo. Las soluciones que fue aplicando a su problema siempre daban con la misma piedra, el fracaso. Hablaron con amigos, familiares, rezaron, leyeron libros o videos de auto-ayuda o de desarrollo personal... O habrán hecho lo contrario: aislarse del resto, negarse a hacer las actividades que le incomodaban, escaparse de sus problemas tomando, comiendo de más, tomando drogas, etc. Nada de esto le ha funcionado, nada de esto les ha llevado a LA solución esperada.


Esta sensación de estar "estancados" en una situación emocional estresante nos hace buscar y buscar soluciones dictadas por nuestra mente probando estrategias cada vez menos efectivas y más rígidas e inflexibles. Según la perspectiva ACT esta búsqueda de un resultado ideal, una solución exacta que remedie este estrés emocional es en sí mismo el problema. La idea de que la salud mental es la ausencia de cualquier estrés emocional y cualquier forma de tratar de controlar o eliminar las "emociones o pensamientos tóxicos" llevan a un buen resultado es un mito muy extendido.


La idea de la ACT es contra intuitiva, el trabajo terapéutico no consiste en "reducir el sufrimiento", sino que, lo contrario a lo que la mente nos viene diciendo, nos tenemos que dirigir hacia el sufrimiento y el dolor psíquico para encontrar el bienestar emocional que buscamos.


La desesperanza creativa

Por eso, en las primeras sesiones con el terapeuta, el cliente es llevado a lo que se llama la desesperación creativa. Se analizan todos los intentos de solución que trataron de eliminar hasta el momento el problema, se busca qué es lo que haría que todo sea mejor (lo que sería una mejor vida) y cómo es que estos intentos le han funcionado a alcanzar esto. A lo que les lleva a una pregunta interesante: ¿a qué costo?, o mejor dicho, ¿cuánto ha sido el costo que se ha pagado por intentar todas estas cosas?


La desesperanza creativa no tiene como meta generar el sentimiento de desesperación, no lo malinterpreten, sino que el objetivo es rendirse a todos estas estrategias que nuestra experiencia nos dicen que no funcionan, incluso aunque no sepamos que es lo que venga después. Así estamos en una actitud de apertura a nuevas alternativas como son la aceptación y el compromiso, un viraje de patrones de conductas rígidas a otras más funcionales y con sentido.


Fuente bibliográfica:

Hayes, S. C., Strosahl, K., & Wilson, K. (2016). Acceptance and Commitment Therapy, Second Edition: The Process and Practice of Mindful Change (2nd ed.). Guilford Publications.

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