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La memoria a largo plazo (I): La memoria implícita

Al estudiar sobre la memoria a largo plazo, me impresionó lo amplia y compleja que era como proceso cognitivo y que tiene distintos modos de almacenar en nuestra mente a lo que llamamos datos o información. Una de las clásicas formas de clasificar la memoria es en estas dos categorías: la memoria explícita o declarativa y la implícita o no declarativa. Es fascinante cómo estas dos formas de almacenamiento luego constituyen lo que será nuestra sensación subjetivo que quienes somos. Sin estos procesos nuestra misma identidad personal en todas sus facetas se vería comprometida. Hoy me detendré en los procesos implícitos de nuestra memoria, que son los primeros en activarse (inclusive meses antes de nacer). Para las memorias declarativas necesitaremos de un desarrollo más avanzado de nuestro sistema nervioso que permitirá hacer procesos explícitos en cuanto a la codificación, almacenamiento y evocación de información.


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Daniel Siegel, en su libro "The Developing Mind" (en español, La mente en desarrollo) explica de manera bastante clara como se dan los procesos implícitos en nuestra memoria:

Desde sus primeros días, los bebés perciben el entorno a su alrededor. Son capaces de evocar las experiencias en forma de aprendizaje comportamental, perceptual, somatosensorial y emocional. Pueden percibir patrones visuales y pueden incluso relacionarlos con otras modalidades sensitivas, como el tacto o el sonido. Si llegan a estar asustados por un sonido fuerte asociado a un juguete en particular, se enojan cuando se les muestran el mismo juguete en el futuro. Estas formas de memoria son implícitas. Están disponibles desde muy temprano en nuestras vidas y al evocarlas no cargamos con la sensación interna de que algo está siendo recordado.


Un niño que ve el juguete solo se pone enojado, el niño probablemente no está sintiendo: "Oh sí, recuerdo ese juguete, hizo un sonido muy fuerte antes. Seguramente va a hacerlo otra vez ¡Oh no!" En vez de eso, una red neural automáticamente vincula la entrada visual del juguete con la respuesta emocional interna de miedo (Siegel, 2015).

Bases neuropsicológicas de la memoria implícita

La memoria implícita implica partes del cerebro que no necesita del procesamiento consciente para ser codificados o ser traídos al presente. Cuando la memoria implícita es evocada, existen redes neuronales que son reactivadas, estos son circuitos en el cerebro que son activados normalmente todos los días: hablamos de comportamientos, emociones, sensaciones corporales e imágenes. Estos elementos están implícitos y forman parte del fundamento de nuestro sentido subjetivo de nosotros mismos, de nuestra propia identidad, que filtra nuestra experiencia del momento:


Nosotros actuamos, sentimos e imaginamos sin reconocer la influencia de las experiencias pasadas en nuestra realidad presente. - Daniel Siegel, The Devoloping Mind

Este autor luego menciona las estructuras cerebrales implicadas:


Estas estructuras incluyen a la amígdala y otras regiones límbicas para la memoria emocional, los ganglios basales y la corteza motora para la memoria comportamental, y las áreas corticales perceptuales para la memoria perceptual. La memoria somatosensorial o memoria corporal es también parte de procesos implícitos, y es probablemente mediada por el córtex somatosensorial, la corteza orbitofrontal, la ínsula anterior, y el cíngulo anterior (regiones responsables de las representaciones corporales), especialmente en el hemisferio derecho de nuestro cerebro (Siegel, 2015).

Los modelos mentales

Daniel Siegel (2015) menciona que "el infante, con la adquisición de más y más experiencias, es capaz de detectar las similitudes y diferencias de las experiencias. En estos procesos comparativos, la mente del infante es capaz de hacer "resúmenes" o representaciones generalizadas desde las experiencias repetidas codificadas en estas áreas del cerebro. Esto es un aspecto fundamental del aprendizaje."


Estas representaciones generarán los llamados modelos mentales o esquemas, que son las estructuras mentales que nos permiten interpretar la experiencias presentes como también anticipar las futuras. Los modelos mentales son los componentes básicos de la memoria implícita.

Estos modelos son construidos gracias a nuestra interacción con el mundo, con nuestro entorno a través de nuestros sentidos y movimientos. "Las imágenes de la realidad en distintas modalidades como el tacto o la vista crean modelos multimodales- modelos que expanden las modalidades perceptuales. (...) Estos modelos mentales son derivados de los encuentros con el mundo. Los modelos mentales ayudan a la mente a buscar objetos familiares y experiencias y a conocer qué puede esperar del entorno." (Siegel, 2015)


Siegel (2015) afirma que

"el cerebro es como una máquina anticipadora, constantemente escaneando el entorno y tratando de determinar qué es lo que sigue después. Experiencias previas dan forma a nuestros modelos anticipatorios, y el término "memoria prospectiva" ha sido utilizado para describir cómo nuestra mente intenta "recordar el futuro" en base a lo que ha ocurrido en el pasado. Cada momento, nuestra mente automáticamente trata de determinar que es que está pasado; activando un modelo mental y clasificando la experiencia."

Anticipar el futuro es diferente a la capacidad de planificar el futuro. Este aspecto más complejo y más deliberativo de planificar podría depender más de los procesos explícitos de la memoria.

Implicaciones de la memoria implícita en el desarrollo

En el apego: "el niño que tuvo un apego seguro y sano ha tenido la experiencia repetida de cuidados nutritivos, perceptivos, sensitivos y otras respuestas predecibles de parte de su madre, que han sido codificadas de manera implícita en su cerebro."(Siegel, 2015) Esto forma una representación generalizada de cómo funciona esta relación con su madre o cuidador primario, lo cual le ayuda a anticiparse, a saber qué esperar de su madre.

En la arquitectura del yo: "Cuando la mente del niño ha sido vista claramente y respondida con afecto y compasión, el yo implícito del niño se desarrolla bien."(Siegel, 2015) La memoria no sólo está recolectando información, sino que va dando forma al sentido de nuestra subjetividad, al sentido de nuestro propio yo.

En los patrones de estados mentales: "repetidas experiencias de terror o miedo pueden engranar adentro de los circuitos del cerebro como estados mentales. Con ocurrencia crónica, estos estados pueden estar más preparados a ser activados en el futuro, los cuales serán rasgos característicos de un individuo."(Siegel, 2015) De esta forma, nuestras vidas van siendo formadas por las reactivaciones de la memoria implícita, la cual le falta el sentido de que algo está siendo evocado. Simplemente entramos dentro de estos estados engranados y los experimentamos como realidades de nuestra experiencia presente.

Saber sobre nuestra memoria implícita nos da la oportunidad de liberarnos de la posibilidad de comportamientos repetitivos y reacciones automáticas derivadas del pasado. - Daniel Siegel, en The Developing Mind

En las relaciones interpersonales: Al estar con una persona en particular se pueden activar distintos modelos mentales y lo que creíamos, percibíamos, sentíamos e incluso cómo nos movíamos puede cambiar con su presencia. "La noción de la influencia de la memoria implícita en nuestras experiencias con otros es una forma de entender el complejo surgimiento de emociones y percepciones dentro de nuestras relaciones interpersonales." Cada uno de nosotros filtramos nuestras interacciones con otros con los lentes de los modelos mentales creados a través de patrones de experiencias en el pasado. Estos modelos pueden cambiar rápidamente fuera de nuestra consciencia, algunas veces se verán transiciones abruptas en nuestros estados mentales e interacciones con los otros. Así lo que se conoce como "transferencia" en psicoanálisis se entiende como esa activación de modelos mentales y estados de la mente de parte de nuestras relaciones con figuras importantes en el pasado.


En el poder de los hábitos: otro aspecto que no menciona Siegel explícitamente es que estos procesos implícitos están implicados en la formación de nuestros hábitos y rutinas diarias (por si quieran saber más sobre esto, les recomiendo leer el libro El poder de los hábitos de Charles Duhigg). Por ejemplo, al aprender una secuencia de pasos en el baile, al aprender a manejar un vehículo, en nuestro aprendizaje emocional, en el priming o reconocimiento fácil de algunos sucesos o situaciones de nuestra vida diaria. Además, al parecer esta memoria es la que menos se deteriora en los procesos neurodegenerativos de enfermedades neurológicas (como la demencia) debido a su fuerte resistencia al olvido, a diferencia de las memorias declarativas o explícitas (Ballesteros Jiménez, 2009).


En el siguiente post estaré tratando sobre la memoria explícita o declarativa y sus implicancias en nuestra vida mental.


Referencias bibliográficas:

  • Ballesteros Jiménez, S. (2009). Memoria implícita en el envejecimiento normal y en la enfermedad de Alzheimer: un enfoque desde la neurociencia cognitiva. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 44(5), 235–237. https://doi.org/10.1016/j.regg.2009.04.004

  • Duhigg, C. (2019). El Poder de Los Hábitos: Por Qué Hacemos Lo Que Hacemos En La Vida Y Los Negocios / The Power of Habit: Why We Do What We Do in Life and Business: Por . . . Lo Que Hacemos En La Vida Y Los Negocios (Illustrated ed.). Vintage Espanol.

  • Siegel, D. (2015). The Developing Mind, Second Edition: How Relationships and the Brain Interact to Shape Who We Are (2nd Ed.). Guilford Publications.

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