La psicología en la adquisición de la lectoescritura (II)
- Jose Ignacio Florentin
- 11 may 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 23 ago 2021
Continuando con el tema de la adquisición de la lectoescritura, hay algunos aspectos interesantes a considerar:
La prehistoria del lenguaje escrito:
Vygotski (1931/1995, citado en Montealegre y Forero, 2006) resalta unos hechos claves por los que atraviesa el niño en su camino hacia la asimilación de la escritura: el niño a esta edad desarrolla de forma natural procesos como los gestos (escritura en el aire), garabatos (gestos graficados) y el juego simbólico (utiliza un objeto para designar a otro).

La utilización de signos auxiliares en la asimilación del lenguaje escrito:
Luria (1987; citado en Montealegre y Forero, 2006) demostró que los niños de 3 a 5 años relacionan la escritura como un juego. Es decir que imitan la escritura de los adultos como una acción significativa en sí misma pero que no es un medio para recordar. En una situación de representar algo que es muy difícil, el niño opta por dibujar un objeto relacionado o una marca convencional, esta opción se convierte en la base de la escritura simbólica.
Los niveles de conceptualización o niveles de conciencia de la lectoescritura:
El primer nivel de conceptualización se da cuando se distingue entre dibujo y escritura, esto es la hipótesis del nombre, en donde se interpreta solo el nombre del objeto omitiendo el artículo. Aquí el niño está dando pasos constructivos al considerar la escritura como una forma de representar objetos, pero aún no se tiene conciencia plena de que la escritura representa el lenguaje hablado.
El segundo nivel de conceptualización viene con la aparición de la hipótesis silábica, al interpretar cada grafía con una sílaba de la palabra. El niño ya se ve como un objeto sustituto, con propiedades diferentes al objeto referido, en donde cada grafía es relacionada con un sonido. El niño entra en conflicto cuando se da cuenta que no siempre concuerdan el número de sílabas con el número de grafías, así logra entender la correspondencia fonema-grafema (Montealegre y Forero, 2006).
Durante el proceso de adquisición lectoescritura, es necesario dejar escribir al niño enfocándose más en su intención que en su producto final. Es aquí donde encontramos los verdaderos avances de la asimilación en la escritura (Montealegre y Forero, 2006).
El desarrollo del lenguaje oral y de la adecuada pronunciación como determinantes en el aprendizaje de la lectoescritura:
Los procesos que permitirán el aprendizaje de la decodificación inicial son dos: primero, el adecuado desarrollo del lenguaje oral (adecuada pronunciación) y de la conciencia alfabética (reconocer que los fonemas se traducen en gráficos). Estos dos primeros, que se desarrollan en el jardín infantil, serán base para la conciencia fonológica (reconocer componentes de los sonidos del lenguaje oral) y la conciencia semántica (significado de las palabras) (Montealegre y Forero, 2006).
El proceso de aprendizaje de la lecto-escritura se desarrolla en contextos naturales (por ejemplo, el juego) y sociales (actividades de conversación):
Primero hay que fijarse en cómo aprenden los niños y, a partir de ese conocimiento, planificamos las actividades en el ambiente escolar. Sabemos que los niños aprenden a través del juego y de eventos sociales significativos. Algunos investigadores plantean que las prácticas tradicionales de enseñanza pueden ser reemplazadas por instrucciones basadas en el juego o en actividades de conversación para que se fomente el aprendizaje de la alfabetización (Sullivan y Klenk, 1992; Saracho, 2004; citado en Montealegre y Forero, 2006).
La enseñanza de la lectoescritura de manera funcional e inmersa en la cultura y la vida cotidiana:
Es importante enseñar la escritura en su sentido práctico, influyendo así en la motivación, aspecto determinante en cualquier aprendizaje. Los métodos de apoyo a la escritura basados en un trabajo participativo y vivencial son muy útiles. El niño extrae información de la experiencia de sus sensaciones, debe experimentar y participar activamente (Domínguez y Farfán, 1996; Guitierrez, 2003, citado en Montealegre y Forero, 2006).
Enseñar a leer y a escribir no es sólo transmitir conocimientos sino que es experimentar con las manos y el cuerpo para aprender las letras.
Los niños construyen esquemas sobre los datos de la realidad:
Los esquemas son la base para la adquisición y comprensión de nuevos conocimientos. Estas estructuras de datos del mundo llevan al sujeto a formar su propia teoría de un evento, que además de guardar información sirven como predictores de acontecimientos. Algunos de estos esquemas son: las escenas, las secuencias temporales de sucesos o guiones, y las historias. Estos esquemas aportan a la comprensión del texto (Rodrigo, 1998; citado en Montealegre y Forero, 2006).
Estos son algunos de los datos importantes que los estudios, tanto en psicología como en las ciencias del lenguaje, han encontrado para poder tratar y estimular adecuadamente el desarrollo del niño en su aprendizaje de la lectoescritura. Hay niños que presentan un avance normal, llegan a leer y escribir de manera fluida aproximadamente a los 8 años, otros incluso antes; sin embargo, a otros les cuesta más. En el siguiente post sobre la adquisición de la lectoescritura se publican los prerrequisitos previos para el inicio del proceso lectoescritor que un psicólogo considera para evaluar y estimular el aprendizaje.
Referencias bibliográficas:
Montealegre, R., y Forero, L. A. (2006). Desarrollo de la lectoescritura: adquisición y dominio. Acta Colombiana de Psicología, 6(1), 25–40. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=79890103
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