Nos valoramos cuando hacemos lo que valoramos
- Jose Ignacio Florentin
- 29 ene 2023
- 4 Min. de lectura
Esta frase la extraigo del taller de Orientación de Propósitos Personales, una forma novedosa de revisar qué proyecto laboral uno quiere elegir y cómo lo quiere llevar a cabo desde su singularidad. Hoy en día se habla mucho de amor propio, de quererse a uno mismo, como un gran consejo genérico para hasta casi todo. Pero, ¿cómo uno se ama más así mismo? ¿qué tengo que hacer para auto-amarme, quererme más, auto-respetarme (y sus variantes)? No creo que tenga mucho que ver con sacarse más selfies para nuestra cuenta de Instagram.

Hacé lo que valoras y vas a encontrar valorándote a vos mismo. Eso que anhelás hacer en tu trabajo, o con tus relaciones interpersonales, sea familia, amigos, compañeros, vecinos, pareja, en tu tiempo de esparcimiento y recreación, en tu comunidad, en tu salud, y en otras áreas más de tu vida que están en la espera a que te muevas hacia la dirección que vos querés ir. Pienso que es ahí donde descubrimos y experimentamos el valorarnos a nosotros mismos.
¿Y si no sé lo que valoro? ¿Quiere decir que estoy condenado al fracaso en el amor propio? Creo que si uno no sabe lo que valora es porque no le ha prestado suficiente atención a sus propias necesidades, deseos y anhelos, conectar más con lo que sentimos y pensamos. Algunas veces para descubrir lo que valoramos y elegirlo necesitamos ampliar más nuestra atención a las cosas que hacemos y las que dejamos de hacer, observar lo que sentimos incluso en esas cosas que nos pueden molestar o incomodar más.
No evadiendo el dolor o la incomodidad que nos trae algo, generalmente descubrimos el sentido y propósito de lo que queremos hacer. Por ejemplo, si al salir a la calle, me encuentro con un amigo y no me saluda, puedo simplemente enojarme con él y maldecir su amistad e incluso que las amistades de hoy en día son una basura. Sin embargo, por más de que hagamos eso, también es cierto que lo que sentimos en ese momento, llamémosle decepción, enojo o frustración, es porque nos importa que nuestros amigos sean atentos y nos saluden de manera afectuosa, o al menos con respeto. Si no era este el caso, no resultaría indiferente emocionalmente hablando si un amigo nos saluda o no cuando nos ve.
Al conectar con la función que cumple estos sentimientos desagradables (rabia, enojo, tristeza), también encontramos que estos mismos sentimientos nos iluminan algo importante que nosotros queremos en nuestras vidas.
Poniendo otro ejemplo en otra área de la vida, el trabajo, podemos hacer este mismo ejercicio de ver qué es lo que detestamos si vemos a alguien trabajar. Si le vemos a alguien trabajar, y lo que más detestamos es que llegue tarde para todo, las reuniones, al empezar el día, al entregar las tareas, es porque nosotros apreciamos la puntualidad como un valor a ser vivido en el trabajo que hagamos. Si vemos a alguien que trabaja y lo que más detestamos es que no termine lo que hace, eso quiere decir que el valor de la responsabilidad y el completar bien una tarea, o el profesionalismo, nos interpela como trabajadores. Al momento de trabajar hacer las cosas de manera responsable es la dirección que quisiéramos tomar en cada acción de trabajo.
Es cierto que encontrar un valor o acción valorada más importante que otras suele llevar más tiempo de exploración en uno mismo que otras veces. Esto es especialmente en los momentos de elegir una carrera, profesión u oficio. Si no nos tomamos este tiempo, podríamos caer en el error de empezar con una carrera que no queremos correr por nosotros mismos. La empezamos porque otros nos dijeron que era buena, o porque "en mi familia siempre se hicieron así las cosas", o porque en esta u otra se gana más plata o prestigio, o incluso porque somos suficientemente aptos en esa área (porque los tests de aptitudes lo demuestra). Si bien estas cosas podrían ser interesantes e útiles desde el punto de vista económico, social, político.... no necesariamente nos indica que eso es lo que queremos hacer y del modo en que lo queremos.
Por eso desde la Orientación Laboral en la terapia de Aceptación y Compromiso, optamos primero con encontrar lo que se llama el talento personal, esa capacidad que tenemos de accionar desde lo que nos importa, aplicando nuestro estilo propio. Esto requiere de un trabajo de observación más profunda de las actividades que hacemos y del para qué las hacemos del modo en que lo hacemos. Explorar intereses y preferencias y el responder el para qué nos da una guía, un indicio de qué dirección es la que queremos tomar. Una vez que esto está claro, es ahí donde elaboramos a detalle el proyecto personal, lo que sería entre otras cosas, elegir lo que se va a estudiar o capacitar.

Si estás interesado en encontrar tu para qué y el encontrar la forma de alcanzarlo, te recomiendo agendar un turno conmigo o con algún profesional que siga esta misma línea de trabajo.
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